JUEGO ROJO Y NEGRO
La clase se dividió en 4 grupos, a cada grupo se le repartió una hoja con las instrucciones a seguir. La profesora, en este caso Gema, será la directora de juego, es decir, la banca.
El juego
consta de 10 rondas, en cada ronda cada grupo debe elegir el color “Rojo” o ”Negro”. En cada elección se ganan o
pierden puntos. La cuantía de las ganancias o la pérdidas no solo dependen de
la elección de su grupo, sino también de lo que hayan elegido los otros grupos,
como muestra el siguiente cuadro de pérdidas y ganancias
Durante
la elección del color cada grupo no puede consultar con otro grupo, salvo en
las rondas especiales en las que el director del juego se lo advertirá.
Hay 3 rondas especiales: las rondas 5, 8 y 10. En ellas los grupos
pueden discutir entre sí la marcha del juego durante 3 minutos, luego deben
tomar su decisión como el resto de rondas, en un minuto. En la ronda 5 se triplican los punto, en la 8ª se multiplican por 5 y en la 10ª se multiplican por 10, tanto los ganados como los perdidos.
El objetivo del juego es "gane cuanto pueda". Solo si los grupos adoptan una estrategia común, la banca perderá. Si por el contrario, los grupos adoptan una actitud competitiva entre ellos, la banca ganará. Y eso es lo que realmente ocurrió en tras hacer el juego en nuestra clase.
En mi opinión, el gran problema fue el concepto que teníamos de ganar. Siempre tendemos a pensar que ganar es ganarle al otro, y no ganar lo máximo posible. El foco lo ponemos en las ganancias del otro, perdiendo la vista de nuestros intereses.
Otro de los elementos que estuvieron presentes en el juego fue la confianza. A la hora de realizar las negociaciones y consensuar una decisión conjunta la confianza que cada grupo puso en los otros jugó un papel fundamental. Tal fue el caso, que en la primera negociación hubo traición por parte de algunos grupos, lo que provocó la desconfianza en las siguientes negociaciones. Esa traición propició que el sentimiento de competitividad aumentara con respecto a los otros grupos y la idea de ganar fuera palpable en el ambiente.
En definitiva, este juego nos ha hecho ver que el valor de la competitividad tiene una doble cara. Cuando nos ciega y convierte el proceso en una lucha personal entre los equipos, no genera ni aporta los valores y objetivos que se pretenden. Sin embargo, cuando se coopera y se compite con la finalidad de conseguir un objetivo común, superar a la banca, esa competitividad te refuerza positivamente. Todo ello se puede extrapolar al aula, fomentando una competitividad cuya finalidad sea superarse a sí mismo, y no a los demás.
Otro de los elementos que estuvieron presentes en el juego fue la confianza. A la hora de realizar las negociaciones y consensuar una decisión conjunta la confianza que cada grupo puso en los otros jugó un papel fundamental. Tal fue el caso, que en la primera negociación hubo traición por parte de algunos grupos, lo que provocó la desconfianza en las siguientes negociaciones. Esa traición propició que el sentimiento de competitividad aumentara con respecto a los otros grupos y la idea de ganar fuera palpable en el ambiente.
En definitiva, este juego nos ha hecho ver que el valor de la competitividad tiene una doble cara. Cuando nos ciega y convierte el proceso en una lucha personal entre los equipos, no genera ni aporta los valores y objetivos que se pretenden. Sin embargo, cuando se coopera y se compite con la finalidad de conseguir un objetivo común, superar a la banca, esa competitividad te refuerza positivamente. Todo ello se puede extrapolar al aula, fomentando una competitividad cuya finalidad sea superarse a sí mismo, y no a los demás.
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