DINÁMICA DE LOS CINCO CUADRADOS

La primera dinámica que realizamos en la asignatura fue la de los cinco cuadrados. Esta consistía en dividirse en grupos, en los que unos observaban y otros realizaban la actividad. Cada grupo recibía 5 sobres que contenían piezas de un rompecabezas con las que se podían formar cuadrados iguales. Parecía una tarea fácil y sencilla, que no requería esfuerzo alguno. Sin embargo, existían una serie de normas que buscaban conseguir la finalidad de la dinámica: No se podía pedir ninguna pieza, hablar, gesticular ni actuar en solitario. Para conseguir una pieza, necesaria para construir tu propio cuadrado, debías esperar a que otro miembro de tu equipo te la facilitara.

La función de los observadores era observar conductas y actitudes relevantes que luego pudieran suponer de ayuda y mejora al finalizar el ejercicio.

Fue un ejercicio muy interesante, práctico y positivo. Buscaba fomentar la cooperación y la solidaridad en grupo, ya que en ocasiones, debías deshacerte de piezas para que tu compañero pudiera construir su cuadrado. Además facilitaba la comunicación no verbal, de manera que los participantes debían lograr entenderse sin hablar, algo interesante de comentar ya que, con frecuencia, la comunicación entre grupos es escasa o poco efectiva. Y este ejercicio pretendía revertir esa situación, y hacer ver a los alumnos que la comunicación está estrechamente relacionada con la calidad de la composición de los trabajos. Finalmente, otro objetivo que buscaba esta dinámica era el de sensibilizar a los participantes del grupo de ciertas conductas que a veces obstaculizan el normal desarrollo de las actividades, fomentando un cambio de actitud en aquellos identificados. En definitiva, se realzó la importancia de una buena cooperación y trabajo en un grupo y se propició la transcendencia de la solidaridad para con los demás.